“Saltemos de alegría ¡Llegó la tecnología!”. En realidad, inicialmente generó sorpresa para los agricultores tradicionales; pues, hasta aquel entonces, los agricultores en San Martín producían arroz bajo el sistema secano; es decir, se sembraba entre diciembre y enero y se cosechaba justamente en junio, preciso para la preparación de los juanes, solo con deshierbo y sin la aplicación de ningún pesticida. No importaba la topografía del terreno, porque las lluvias de febrero, marzo y abril regaban las plantaciones de arrozales. La siembra se hacía con tacarpo y el deshierbo con machete. En algunos distritos aún se continúa con ésta práctica y éste arroz es empleado básicamente para el melacho o arroz sancochado. Y, hasta ahora este tipo de arroz sigue siendo cien por ciento orgánico.
La forma de cultivar arroz bajo riego, ha permitido hasta la fecha preparar terreno por 45,629 hectáreas en San Martín. El uso de estos terrenos es para 1,7 campañas por año; es decir, 77,074 hectáreas anuales de arrozales, con una producción de 562,213 toneladas métricas de arroz chala por año. San Martín (19 %) ocupa el primer lugar a nivel nacional; siguen Piura (17 %), Lambayeque (16 %), La Libertad (11 %), Amazonas (10 %) y Arequipa (8 %).
En situaciones casi normales, el agricultor usa en la actualidad por hectárea: 2 litros de pesticidas (fungicida – insecticida), 3 litros de herbicidas y 200 kilos de úrea. En las 77,074 hectáreas, los agricultores de San Martín incorporan 154,148 litros de pesticidas por año, entre fungicidas e insecticidas, a las plantas. Por tratarse de productos sistémicos y de contacto, los residuos se van en los granos que los humanos consumen, contaminan las aguas y parte se queda en el suelo. En las 77,074 hectáreas, los agricultores incorporan 231,222 litros de herbicidas a los arrozales por año, también contaminan las aguas, que van a las quebradas y ríos. Por su parte, se incorporan anualmente 15,415 toneladas métricas de úrea, las que se van a las aguas y al suelo.
“Esta es la tecnología, saltemos de un pie”. Claro, se ha roto definitivamente el ecosistema natural de 45,629 hectáreas, porque la preparación de terreno y siembra de arroz se hace hasta casi un centímetro de la carretera pavimentada, sin que nadie diga nada. Los animales silvestres que vivían en esas 45,629 hectáreas, simplemente fueron desplazados o aniquilados. Las aguas que discurrían por sus cauces naturales, riegan esta superficie para producir arroz; mientras que la variada fauna ictiológica de estas fuentes naturales, simplemente ha desaparecido.
La producción de arroz secano tenía y tiene un rendimiento de 2 toneladas por hectárea, mientras que el arroz bajo riego tiene un rendimiento de 7 toneladas por hectárea. El precio del arroz secano orgánico es de S/.2.-, por debajo del precio del arroz bajo riego que es de S/.2.8.- ¿No sería al revés? Que el precio del arroz secano orgánico sea mayor, por ser un producto sano, exento de pesticidas químicos y que no dañan los suelos ni las aguas del medio. ¿No estamos andando al revés? ¿Pagamos mayor precio por un arroz contaminado?
¿Sólo el arroz que comemos es contaminado? ¿Los demás productos alimenticios no son contaminados? ¿El maíz, el tomate, el culantro, el repollo, la lechuga no son productos alimenticios contaminados? ¿Cuándo habrá un organismo que regule o que informe al público, que tales productos no deben ser consumidos, por tener alto porcentaje de veneno almacenado?
Existen grupos empresariales a nivel mundial, que adquieren productos alimenticios libres de pesticidas; por supuesto, a mejor precio que los productos convencionales envenenados. Los peruanos producen por ejemplo productos orgánicos para vender a éstos grupos de empresarios en el resto del mundo ¿Por qué no se cultiva una cultura seria, responsable, de producir y consumir productos orgánicos, libres de pesticidas?