Los gastos de guerras, en realidad son gastos inútiles. Quizá no solamente son inútiles, sino atentatorias contra la propia vida de las personas y también contra el ecosistema.
Desde la existencia de grupos humanos, e incluso de grupos de plantas y animales, las disputas, generalmente por recursos naturales, siempre han existido. Es que, las plantas luchan por la luz solar, por agua, por nutrientes. Los animales pelean por alimento, por agua, por pareja, en el afán de prolongar sus características genéticas. Los seres humanos luchan por recursos naturales, por caprichos, por orgullos, y, por el amor de una mujer (Que se sepa, en la historia, no hubo guerras por el amor de un hombre).
Cada minuto nacen alrededor de 350 bebés en el mundo, alcanzando al año 2011 los siete mil millones de seres humanos, con una tasa media de crecimiento anual de 2,5 %. La cantidad de habitantes en el planeta va en aumento, de 200 millones en los tiempos de vida del Señor Jesucristo hasta los siete mil millones de ahora; en cambio el territorio donde viven estas personas no aumenta, es el mismo ¿Hasta cuántos habitantes soportará este territorio inamovible? Es más, las casas se construyen verticalmente, en orillas de quebradas y ríos, en cerros inhóspitos. El agua que beben las personas está en inminente disminución, porque cientos de riachuelos y quebradas ya se secaron; el oxígeno que respiran las personas, está también disminuyendo; hay cada vez menor cantidad de áreas de cultivo, porque simplemente las urbes las invadieron; y no solamente hay menos áreas de cultivos, sino, las pocas sobrevivientes están siendo más envenenadas por la gran cantidad de pesticidas químicos empleada.
Más de dos mil millones de personas viven en condiciones infrahumanas, sin cubrir sus necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda, educación. Esta gran presión humana que recibe masivamente los gobernantes, hace que estén estresados; por ello, altos porcentajes de sus presupuestos son destinados al armamentismo. ¿No sería mejor, en vez de armarse, destinar ese dinero a brindar satisfacción a sus respectivas poblaciones? En cambio ¿La presión poblacional está en función al estable territorio? Tendría que definirse prioritariamente entonces, una política mundial de población humana tope por cada país, con programas de control de la natalidad y alta educación.
La declaración de guerra de Corea del Norte a su vecino Corea del Sur y a estados Unidos, no hace otra cosa que hacer notar su debilidad, su impotencia de dar solución a los problemas que le aquejan. Y, quienes perderían flagrantemente serían los propios pueblos, porque son recursos económicos que se malgastan y vidas inocentes que se perderían. Los únicos ganadores serían los fabricantes de armas.