Se dijo que las tierras de San Martín son sin dueño, porque la gran masa de inmigrantes hace lo que quiere con ellas; encima, se posesiona “a lo macho”, desboscando sin piedad, porque según ella, un Presidente de facto decía que “la tierra es de quien la trabaja”, por tanto, “tengo que destrozar el bosque para ser dueño”.
Hasta aquí, se evidencia a las claras una total des organización de las normas legales y marcos conceptuales sobre los pasibles bosques:
Primero: ¿Cómo se le ocurrió a un Gobierno Nacional, aunque sea de facto, propiciar el desboque irresponsable de la selva? ¿Cómo es que primero hay que desboscar para tener derecho de posesión de la tierra? En efecto, la ignorancia es atrevida. Por supuesto que esas hirientes determinaciones, procedieron desde la capital de la república, de “grandes genios”, que solo caminan sobre pavimento y desconocen la riqueza que atesora un bosque. Con aquel nefasto principio, no solo se ha dado carta blanca a las masivas migraciones desordenadas, a la deforestación de millones de hectáreas de bosques de la selva; sino también, se ha desnudado la absoluta falta de planificación de quienes ostentan el poder nacional.
Segundo: Si bien esos terribles principios fueron dados hace cuarenta años atrás, sin embrago, en la actualidad siguen vigentes, porque las migraciones y el tráfico de tierras de nuestra selva violada, en las partes altas, en las nacientes de las fuentes de agua, siguen siendo actividades de todos los días, sin que exista autoridad alguna que diga un “chis” o un “mus”, claro, de nuevo los capitalinos ya concesionaron todas las riquezas maderables naturales hace diez años atrás, y ahora no hay nada que “licitar”, por tanto, simplemente el tema de “esas tierras ociosas” ni siquiera está en “agenda”.
Tercero: Las chacras se siguen haciendo en terrenos con topografía agreste, verifíquese en este instante en el sector Legía, en el tramo carretero Tarapoto Moyobamba, donde los ganados pastan con un cordel que los sostiene, porque sino se vienen abajo, hasta las aguas turbulentas del Mayo. Allí, encima del pastizal, en la cima del cerro empinado, alguien hizo una chacra y nadie le dice nada. Así como esta persona, miles de migrantes, destrozan los árboles de la faja marginal, “porque soy dueño y hago lo que quiero con mi tierra”, luego, en esa faja marginal sin árboles, construyen sus casas de madera.
Cuarto: Los árboles de la faja marginal. ¿Qué pues es faja marginal?, pregunta alguien desde la ventana, bueno, es el pedazo de tierra que está a ambas márgenes de una fuente de agua, es decir, la faja, el cinturón que le rodea a un riachuelo, a una quebrada, a un río, a una laguna. De manera natural en estas fajas crecen árboles especiales, quizá porque pasaron las pruebas de aluviones de miles y miles de años. Estas son: el Yacushimbillo, el Machete Vaina, el Amasisa, el Pashaco, la Bubinzana. Estas plantas son las que resguardan a una quebrada, son sus defensoras, precisamente para que no haya desgaste de las orillas, con derrumbes y huaicos. ¿Por qué entonces las personas y sobre todo los migrantes arrasan con estos árboles defensores? ¿Por qué? Porque son unos……”angelitos”. Pero, ellos mismos serán los perjudicados. Además de ellos, toda la población de la selva y del mundo, pues, propicia el calentamiento global, que perjudica a la humanidad entera.