Santiago Altamirano Paucar apareció muerto en el río Mayo la tarde de ayer.
Este hecho sin duda alguna merece una exhaustiva investigación. Este ciudadano nunca desmayó en ubicar al resto de cómplices de los asesinos de su padre, quien en vida fue Florentino Altamirano Vásquez, ocurrido hace un año. Es así que el día 13 de enero 2013 es invitado por la ronda campesina del caserío El Inca, provincia de Moyobamba, a participar de una asamblea en la que supuestamente presentarían a Auner Castillo Chávez alias “Pato”, involucrado en el proceso de investigación.
Tras la confrontación éste le sindicó como autor intelectual de la muerte de su padre habiéndole cancelado para ello la suma de dos mil nuevos soles, sin embargo no existe acta de confesión por parte Auner Castillo contra Santiago Altamirano, documento que siempre generan las rondas campesinas en su actuar investigativo que realizan dentro de su jurisdicción especial.
A partir de ese momento Santiago Altamirano Paucar quedó detenido por la ronda campesina del caserío El Inca presidido por Artemio Alcalde Copia, pero al día siguiente cuando un grupo de amigos llegaron al lugar les comunicaron que Altamirano Paucar se había fugado al promediar las tres de la madrugada cuando dormían, evidenciándose que dicha afirmación genera dudas porque las rondas campesinas establecen rígidas y estrictas medidas de seguridad por cuanto el indicado ciudadano al momento de su detención arbitraria se veía afectado en su salud a consecuencia de diversos males que lo aquejan resultando poco creíble la aseveración de la autoridad ronderil presentando como prueba un acta de fuga suscrita y firmado por las rondas campesinas del sector ,
Entre lágrimas, la esposa de Altamirano Paucar, Marina Bardalez Tafur, pide a las máximas instancias hagan algo al respecto refiere” no es posible que las rondas campesinas en su afán de hacer justicia sigan haciendo lo que quieren con las personas hasta desaparecerlos” manifestó Bardalez Tafur solicitó la intervención de las autoridades y un castigo ejemplar para los dirigentes de las rondas campesinas del caserío El Inca de la provincia de Moyobamba. “Mi esposo era inocente”, precisó. (PMVG)